Rafa llegó al país y mostró lo que es: un ser de motivación inagotable, que disfruta a pleno lo que hace y que se siente feliz no por ser el número 1, sino por jugar al tenis.
Movimiento intenso. Camionetas con antenas, mucha gente deambulando entre las calles Florida y Marcelo T. de Alvear. El ingreso al hotel Marriot en Retiro comienza a hacerse masivo mientras se acerca la hora en que el Nº 1 del planeta tenis hablara en el Salón Dorado.
La conferencia de prensa se hizo esperar. La gran estrella mundial concedió algunas notas breves en otra salita muy elegante, a pocos metros de la que esperaban cerca de 70 periodistas ansiosos.
Olé tuvo la posibilidad de ingresar con otros tres colegas y charlar unos minutos. Allí, relajado en un asiento de pana rojo, Rafael Nadal saludó, gentil, con un apretón de manos y hasta se tomó su tiempo para pensar y responder cada pregunta pese a la agenda apretada que lo esperaba. “Uno nunca sabe cuándo se termina, por eso intento vivir al máximo”, fue una de las frases más intensas del Nº 1. Fiel a su estilo. Se entiende, entonces, la manera en que se toma su carrera, la garra, pasión y amor que le dedica.
-¿En dónde encontrás la motivación para alcanzar rendimientos como los de este año, luego de haber ganado tanto?
-La motivación te la van dando los obstáculos que te ponen. Todo lo que se ha logrado, está conseguido. Pero de lo que va a pasar la temporada que viene, no he conseguido nada. Al cabo, cada año es nuevo, tiene retos diferentes y soy consciente de que la carrera del tenista puede no ser larga, que un día de estos se va a acabar... Desde el 2004, cuando ganamos la Copa Davis, ha empezado esta época muy bonita de mi carrera, que ya lleva ocho, nueve años. Trato de vivir lo mejor posible cada momento, porque sé que llegará un día en que no lo podré hacer más.
-¿Cuánto te cambia ser el número 1?
-No, me siento como si fuera 2, 3 o número 4. Lo que me hace feliz es poder hacer lo que me gusta; sin salud nada de esto es posible. Me hace feliz sentir que semana a semana soy competitivo contra cualquier jugador del mundo. Haber terminado 1 este año, a esta altura de mi carrera, ha sido muy especial por todo lo que ocurrió el año pasado pero no es algo que me obsesione y que creo me vaya a cambiar.
-En tus siete meses de parate, ¿siempre te mantuviste optimista o temiste no volver a ser el de antes?
-Dudas hay siempre. A esta altura no son malas, son buenas porque te mantienen vivo y alerta de las cosas que puedan ocurrir. Este tiempo me ha preocupado recuperarme, volver a estar sano. Tuve dudas físicas y tenísticas. No esperaba regresar como lo he hecho pero sí esperaba con los meses volver a recuperar un nivel alto.
-A esta altura de tu carrera, ¿qué objetivos te quedan?
-Mi objetivo es el día a día, es mi futuro inmediato. No me puedo plantear retos a largo plazo. La ilusión de seguir compitiendo y vivir momentos especiales en estadios con mucha gente que no van a ser toda la vida. Disfruto de lo que hago y que la vida me ha regalado, que es poder hacer mi trabajo.
-¿Cuánto cambió Nadal de aquel chico que vino la última vez en el 2005 con 18 años?
-De momento puedo decir que me queda menos pelo (se ríe). Han cambiado pocas cosas en mi vida, la edad ha sido una de ellas desgraciadamente, pero lo demás creo que sigue. La forma de vivir las cosas con el tiempo van cambiando, pero eso no quita que mi ilusión por seguir haciendo lo que hago no siga intacta. Cuando uno empieza tiene la sensación de lo nuevo, una frescura diferente. Hoy valoro mucho más cada momento porque sé que tengo 27 años, no 18. Estas situaciones no van a pasar durante 15 años más.
-¿Qué recordás del público argentino?
-El público argentino es de los más especiales del mundo, genera uno de los ambientes más bonitos del mundo del tenis. Lo pude vivir en la final de la Copa Davis 2011 en Sevilla: aunque nosotros jugábamos en casa, los que fueron hicieron un ruido tremendo. Fue uno de los partidos más bonitos que jugué. Voy a disfrutar al máximo esta gira.
-En España se habla mucho de la gira que vas a hacer después de un año exigente, se preocupan por tu físico...
-No creo que la gente esté preocupada, ya que tiene otras cosas por las que preocuparse antes. No creo que sea lo prioritario en los ciudadanos si yo hago o no esta gira. Para los que me siguen, les digo que para mí es importante: puedo visitar lugares que no apreciaba hacía mucho tiempo y ver cómo sienten el tenis.
-¿Qué sentís al poder participar en la despedida de Nalbandian?
-Es un privilegio, vine a aportar mi granito de arena. Espero que David tenga el homenaje que se merece, porque es un jugador que se ha entregado por su país, ha hecho un gran sacrificio por la Davis. Es un ícono del deporte argentino.
Fuente: OLÉ.
